El proceso detrás de mi marca personal
Crear mi marca personal fue un viaje de autodescubrimiento: solté el perfeccionismo, abracé lo auténtico y encontré inspiración en lo más cercano
Andrea Muñoz
1/28/20252 min read


Diseñar para otros siempre ha sido un desafío que disfruto, pero diseñar para mí misma... ese es otro nivel de complejidad. Como diseñadora, crear algo que me represente plenamente significaba enfrentar muchas dudas, inseguridades y, sobre todo, una búsqueda incansable de lo "perfecto". Sin embargo, este proceso me enseñó que lo auténtico es mucho más poderoso que lo perfecto.
Optar por usar mi propio nombre como identidad fue una decisión que parecía sencilla, pero fue una de las más significativas. Mi nombre refleja quién soy y lo que quiero transmitir: autenticidad, cercanía y una conexión directa con mi trabajo. En lugar de esconderme detrás de un concepto abstracto, decidí que mi marca debía ser un reflejo directo de mí misma.
El diseño de la tipografía fue otro momento clave. Me enfrenté a la gran pregunta: ¿debería descargar una fuente? Después de pensarlo mucho, decidí que si lo que quería era representarme, lo mejor era dibujarla a mano. Me puse a trazar, sin reglas ni guías, dejando que el pulso y la intuición marcaran el camino. El resultado: letras imperfectas, pero llenas de vida y personalidad. Esa imperfección fue un recordatorio de que lo perfecto es enemigo de lo bueno.
Encontrar la paleta de colores fue un momento de inspiración inesperada. En lugar de perderme entre referencias y tendencias, busqué en mi propia galería de fotos. Ahí encontré una imagen que tomé hace años en un rosedal. Los tonos de rosados y verdes me hablaron de delicadeza, frescura y conexión con la naturaleza. Fue un hallazgo que me recordó lo importante que es mirar hacia adentro en lugar de buscar siempre afuera.
Crear mi marca personal fue un viaje transformador. Me recordó que no todo tiene que ser perfecto para ser significativo, que lo auténtico siempre tiene más valor, y que las mejores ideas pueden surgir cuando nos permitimos explorar lo cotidiano.
Hoy, cuando veo mi marca terminada, veo mucho más que un logo o una paleta de colores: veo a una versión de mí misma que se atrevió a soltar el perfeccionismo y abrazar lo genuino. Y eso, para mí, es el verdadero éxito.
Espero que mi proceso creativo de marca personal inspire a otros diseñadores y creativos a confiar más en sí mismos, en su proceso y en la belleza de lo auténtico. Si estás en tu propio viaje creativo, recuerda: todo comienza con un trazo, una idea o incluso una foto olvidada en tu galería.